martes, 11 de febrero de 2014

JUGAR CON LA CIENCIA.

 
 
 
 
El taller de la Ciencia: Un taller lúdico científico. ¿Por qué y para qué?
En el Taller de la Ciencia o de los Científicos pretendemos  brindar a los niños/as  la oportunidad de jugar y asombrarse con algunos objetos que, siendo de la vida cotidiana, no siempre están a su alcance: imanes, pilas, pompas de jabón..., así como de reflexionar sobre algunos juegos y experiencias en los que intervienen fenómenos naturales: el aire, la luz, el color, la electricidad...
Los niños/as usan en sus juegos procedimientos de los que se sirve también la ciencia: la observación, la manipulación, la clasificación... y porque la mayoría de los pequeños muestran también de forma natural una actitud que es muy útil al científico: la curiosidad.
Podemos resumir los objetivos que me propongo en el taller en tres ideas:
- Un taller para jugar: para hacer, para tocar, para manipular y experimentar, para jugar a ser científicos.
- Un taller para pensar: en lo que hacemos y en lo que ocurre, en lo que podemos hacer, en lo que ocurriría sí… Usamos nuestras manos para pensar porque hay una estrecha relación entre lo que se hace, lo que se piensa y lo que ocurre. Buscamos encontrar satisfacción en pensar.
- Un taller para conocer la realidad que nos rodea: Hay mucha ciencia a nuestro alrededor, sin necesidad de abordar temas muy difíciles o incomprensibles para los niños/as . Lo cotidiano está impregnado de multitud de aspectos físicos y químicos, biológicos y tecnológicos con los que podemos jugar y sobre los que podemos reflexionar. La dificultad para abordarlos estriba fundamentalmente en nuestra propia dificultad adulta para percibir lo más evidente (que no siempre lo es para el niño pequeño) porque hemos olvidado el camino que va de lo abstracto a lo concreto.
Hacer, hablar, pensar. El lenguaje y la ciencia.
En el taller hablamos y plantearemos preguntas a los niños/as  todo el tiempo:  antes, durante y después de la sesión. Hablar con los niños/as  nos sirve para:
- Conocer sus ideas: lo que saben y piensan con respecto a lo que vamos a hacer o trabajar.
- Llevarles a pensar un poco más, a plantearse cosas, a observar más, a ir un poquito más allá.
- Que tomen conciencia de su propia capacidad para provocar fenómenos o transformaciones (¿cómo podrías hacer que…?), para anticipar resultados (¿Qué crees que va a pasar si…?)
- Ayudarles a verbalizar sus acciones: es más lo que los niños/as saben y lo que pueden hacer que lo que pueden verbalizar. Las palabras ayudan a los niños /as  a convertir la actividad manual o motora en actividad mental.
- Conocer sus particulares interpretaciones de las cosas, sus teorías, sus verdades “científicas”, su pensamiento (animista, finalista, mágico, egocéntrico).
El taller, como no podría ser de otra manera, lo planteamos con un enfoque globalizador. Los niños/as  viven con idéntico interés todos los aspectos del mismo: la parte más plástica de las actividades, la más asombrosa, la más lúdica, y también la más experimental. Es difícil separar la acción de la razón y la emoción. Pero las maestras debemos saber diferenciarlas para no quedarnos en la pura actividad. Es necesario que no perdamos de vista nuestros objetivos, que sepamos lo que estamos haciendo y lo que está pasando.
El aprendizaje se produce a través de la manipulación, pero es la acción mental, que se estimula a través de esa manipulación, lo que lo provoca.

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